Hoy cuesta dar los buenos días cuando
anoche nos acostábamos con el dolor y el corazón encogidos. Al mirar esta
mañana las noticias aún me estremezco más, al comprobar que van ya 128 muertos
y más de 200 heridos.
Cuando vemos estas barbaries da la
sensación que nada ha cambiado desde las cruzadas o antes de ellas. Matar en
nombre de un Dios es blasfemo, es cobardía, es impensable por una mente
racional.
Antaño se mataba por la posesión de las tierras y del oro
que ocultaba, hoy en día se mata por el oro negro y por otros intereses más
oscuros que no son el petróleo, y no se dan cuenta del daño y sufrimiento que
causan a miles de familias. Hay que parar a tantos terroristas, hay que detener
a tanto demente, hay que terminar con las masacres y las guerras; y por supuesto no culpar a
inocentes que también un día huyeron de sus países, por no soportar tantas presiones.
Es un horror contemplar una vez más
como el fanatismo se ceba en los desamparados. ¿Cuándo se darán cuenta que nada
se gana con la sangre de los inocentes, con las armas, con las guerras que
siempre son injustas?
Hoy quiero enviar un saludo especial a
todas esas familias que han perdido a un ser querido y a todos los heridos para
que pronto se vean recuperados.
Hoy quiero enviar un saludo especial a
todo el mundo árabe, musulmán… que sueñan con la paz en sus países y a todos
aquellos que un día emigraron en busca
de la paz y un mundo mejor para ellos y sus familias.
Que el odio sea expulsado de nuestras mentes, que el fanatismo desparezca de
la faz de la tierra y que las mentes piensen siempre con claridad y libertad,
antes de cometer una barbarie contra otro ser humano.
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