R.M.N., está escrita y dirigida por Cristian Mungiu. “Los piadosos mueren antes, quiero que mueras el último”
Rudi (Mark Blenyes) es un niño que vive junto a su madre Ana (Macrina Bârlădeanu), en un pueblo de Transilvania. Sale de casa para ir al colegio, se interna en el bosque caminando entre la hojarasca, se detiene porque ve algo y dándose la vuelta, echa a correr. Lejos de allí, en Alemania, Matthias (Marin Grigore) trabaja en un matadero. Un día se ve envuelto en un enfrentamiento con uno de los encargado porque está atendiendo al móvil, actividad prohibida en el trabajo; enfadado le golpea y el encargado cae al suelo. Matthias, al ver que el jefe está sangrando, se va y decide regresar a su pueblo, donde se reencontrará con todos sus vecinos y en particular con su ex mujer Ana, madre de Rudi y Csilla (Judith State), su ex novia, de la que sigue enamorado.
El pueblo cuenta con una importante fábrica de pan dirigida por Csilla y la propietaria decide pedir las ayudas que ofrece la Unión Europea, pero para ello precisa ampliar la plantilla. No encuentra trabajadores en el pueblo, muchos porque se han ido fuera a trabajar y otros por los sueldos tan bajos que ofrece, aunque diga que las horas extras las paga el doble. Entonces decide contratar extranjeros y ese será el detonante que ocasionará el malestar entre los vecinos.
El productor, guionista y director, Cristian Mungiu, se Licenció en Literatura Inglesa y Americana por la Universidad Alexandru Ioan Cuza en Iaşi en 1993 y se graduó en Dirección de Cine en la Academia de Cine y Teatro de Bucarest en 1998. Trabajó como periodista y debutó con los cortometrajes “Zapping”, “Nici o întâmplare” y “The Firemen's Choir” todos en 2000 y en el largometraje con “Occidente” 2002, para continuar con “Perdido y encontrado” 2005 junto a otros compañeros, “Cuatro meses, tres semanas y dos días” 2007, “Historias de la edad de oro” 2009, “Más allá de las colinas” 2012, “Los exámenes” 2016 y este año 2022 nos ofrece “R.M.N”
El título se nos presenta con dos claros significados: R.M.N., como las siglas de Resonancia Magnética Nuclear, pero también lo son de las consonantes que componen el nombre de Rumanía y es que, con inteligencia, atino y osadía, aunque con cierta confusión en el último tramo de la narración, Mungiu realiza una radiografía de su país, tomando como telón de fondo una localidad multiétnica de Transilvania y de paso, hacer crítica sobre el cambio climático, al país en sí y por extensión a la Europa actual, pues los acontecimientos de los que vamos a ser testigos, reproducen el estado de ánimo de una sociedad cada vez más apática, ante la manipulación a la que se ve sometida, tanto por los políticos, la corrupción o los propios poderes fácticos.
En esta ocasión se pone el foco en una panificadora industrial que da de comer a gran parte del pueblo y cuya dueña, origina el conflicto, sin ser consciente de ello, como ya he explicado en la reseña, contratando personal extranjero al negarse el local a trabajar por el salario que les ofrece. Este acto despertará la xenofobia y el racismo entre los lugareños, en gran medida alimentados por las desacertadas palabras que el sacerdote les dispensa en medio de los sermones y generando con ello el miedo, el odio y la falta de razón, que dividirá al pueblo. Este caos desemboca en la escena cumbre de la película. La asamblea que organizan para encontrar una solución. Una escena rodada en un único plano secuencia, enfocando a todo el pueblo que se ha congregado para discutir el problema al que se enfrentan, y que ellos mismos han causado. Una cámara clavada al suelo y que no pestañea en ese plano general por el que desfilarán las opiniones de un lado y del otro, desnudando los rencores, los recelos o la ignorancia, en constante confusión con los idiomas que hablan. Recuerda mucho al pasaje bíblico de la Torre de Babel y no será la única referencia bíblica, pues los corderos, también tienen su propia alegoría.
Un filme tenso, dramático y cargado de simbología desde los corderos en el matadero, pasando por la figura del oso, el mutismo del pequeño Rudi, el bosque o en la figura de su abuelo, Otto, clara representación del País. Un país que aun querido por sus gentes, está olvidado; un país enfermo por el virus de las injusticias, la discriminación o el odio que fomenta la sociedad viciada y arraigada en la angustia y la muerte, que irá propagándose, como una infección.
En resumen y para no extenderme más, R.M.N. cuenta con una excelente dirección, que ofrece mucho más de lo que en un principio parece mostrar la narración. El inteligente guion al que no le falta un detalle y cuyas capas irá develando el espectador. Las potentes interpretaciones de Judith State y de Marin Grigore y finalizo con la cuidada fotografía de Tudor Vladimir Pandura, apoyado en esa cámara que siempre está en el centro de la acción.
Mi nota es: 8
ESTRENO EN ESPAÑA: 28 de diciembre.
REPARTO: Marin Grigore, Judith State, Macrina Barladeanu, Orsolya Moldován, Rácz Endre, József Biró, Ovidiu Crisan, Zoltán Deák, Cerasela Losifescu, Andrei Finti, Bacs Miklos, Alin Panc, Victor Benderra, Amitha Jayasinghe, Gihan Edirisinghe, Nuwan Karunarathna, Kovacs Levente Jr, Varga Csilla, Orban Attila, Boros-Piroska Klara, Lucian Ifrim, Axel Moustache y András Hatházi.
PRODUCTORA: Les Films du Fleuve// Mobra Films Productions// Why Not Productions// Filmgate Films// Film I Väst// France 3 Cinéma.
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Caramel Film y BTeam Pictures.
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