Hablas de que la naturaleza se toma su tiempo. Es verdad. Pero no es tan lenta como crees. Tal vez te dejes llevar por aquellas estaciones, donde parece que todo se detiene, el otoño y el invierno. A muchos les provoca melancolía, tristeza, sensaciones de vacío, de que algo muere tras el intenso verano. Pero si observaras con detenimiento, verías que hay mucha vida en esos instantes de letargo, de muda de la naturaleza: La caída de las hojas, el cambio de colores de la hierba, el resurgir de las nuevas flores, el viento intenso, que lo mueve todo y consigue, incluso, que un gran puente, pueda bailar a su son. Las tormentas, donde sus truenos parecen gritar y sus relámpagos, cortan por la mitad el tapiz negro del firmamento. Las nubes, moviéndose a gran velocidad, cambiando constantemente de colores, desde el blanco más intenso, al gris más aterrador. La lluvia creando charcos, alimentando ríos, llenando las fuentes. La nieve, forjando un manto blanco, sobre la tierra. Todo es movimiento, todo es vida, todo es energía en estado puro. Evolucionando y fraguando el nacimiento de la estación soñada por todos: la primavera.
FRAGMENTO DE: TRAS LAS PUERTAS DEL CORAZÓN.
Querido Javier, las fotos son muy bonitas y el fragmento es precioso.
ResponderEliminarTe conozco muy bien y sé cuanto te afecta el frio del otoño, pero déjame darte otro punto de vista;
Decía un escritor, que durante la primavera y el verano compartimos el sol con los seres queridos, en la misma forma que compartimos el fuego de nuestro hogar en otoño e invierno. Ves como al final no son tan distintos, siempre es la luz y el calor lo que nos mueve y nos une.
Te deseo que este otoño, el fuego de tu hogar este siempre rodeado de todos cuanto te queremos.
un abrazo.
Tu amigo Raúl.
gracias amigo Raúl. Si, el fuego de mi hogar, el interior de mí ser, siempre está rodeado del calor de personas que como tú, están tan cerca y presentes. Gracias a ti.
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