El
israelí Samuel Maoz, nos presenta su
segundo largometraje “Foxtrot”
narrado en dos escenarios muy diferentes, para un drama convincente y
arriesgado.
Dos miembros del servicio militar de
Israel, comunican al matrimonio formado por Michael (Lior Ashkenazi) y Dafna (Sarah
Adler) la muerte de su hijo Jonathan
(Jonathan Shiray) caído en combate.
Ante la noticia ambos entran en shock. En Michael va creciendo la rabia y la
impotencia, ante las excesivas muestras de luto de sus familiares y las palabras
bienintencionadas de los burócratas del ejército, mientras que Dafna, permanece
sedada.
Tras estos instantes de drama
angustioso, veremos un puesto de vigilancia en un paraje totalmente desértico.
A un lado de la carretera contemplamos un
contenedor cuyo interior acoge varios camastros, a la otra parte una rústica
garita y una barrera que cubre la estrecha carretera. Entre los soldados que
están destinados en esa zona, se encuentra Jonathan, quien en realidad no ha
muerto.
Con guion propio, Samuel nos narra una
historia desde dos puntos de vista muy distintos que provocarán el drama o el
surrealismo mordaz, según el escenario presentado; y cómo el generar cambios
de forma caprichosa, puede alterar la vida de los unos o los otros, con un
resultado muy diferente a lo deseado.
Un filme que retrata de manera directa
la situación insostenible que asola a la sociedad israelí, a través de unas
imágenes que si bien en apariencia pueden parecer sencillas, el efecto que
provoca en nuestras retinas, es similar al de un disparo directo a la mente, y es que Samuel sintetiza con suma maestría
los diálogos para sumergirnos en imágenes impactantes y confirmar el dicho de que una imagen
vale más que mil palabras, algo que Maoz conoce a la perfección, dando paso a otro profesional como Giora Bejach y su impecable y
meticulosa fotografía, captando todo aquello que el espectador precisa y desea
ver. La banda sonora de Ophir Leilovitch
y Amit Poznansky, será otro de los
elementos a tener en cuenta, en esta más que interesante obra.
He dejado para el final posiblemente
lo mejor y eso son, las soberbias interpretaciones. El drama que vive y sufre
Michael, Lior Ashkenazi, en ese calvario de las horas previas al entierro de su
hijo y la impotencia de no saber qué hacer, pues le está hasta prohibido ver el
cuerpo de su hijo, calan profundamente en el espectador a través del
impoluto lengua corporal, sus miradas y sus silencios. Un hijo, encarnado por Jonathan
Shiray, viviendo la guerra de forma muy diferente a lo que tal vez soñó cuando
se alistó, pero que cumple su cometido con disciplina junto a sus compañeros, donde sus
preocupaciones son muy diferentes, a las del campo de batalla y Sarah Adler,
interpretando a una Dafna, viviendo entre la realidad y la confusión que le
provocan los sedantes inyectados al saber la noticia. Menciono a estos tres por
ser los tres pilares de la obra, pero desde el primero al último de este elenco
de actores, merecen su propio reconocimiento.
Una obra tan arriesgada como
necesaria, tan necesaria como peculiar, tan peculiar como vistosa y la cual
se podría resumir cuando Jonathan enseña a sus amigos como se baila el Foxtrot,
un baile que des los pases que des, te
muevas como te muevas, siempre terminarás en el punto de partida.
Mi nota es: 8
ESTRENO en ESPAÑA: 2 de Marzo
REPARTO: Lior Ashkenazi, Sarah Adler,
Yonatan Shiray, Gefen Barkai, Dekel Adin, Shaul Amir, Italy Exlraad, Danny
Isserles, Itamar Rotschild, Roi Miller, Arie Tcherner, Yehuda Almagor, Alma,
Karin Ugowski
PRODUCTORA: Coproducción Israel-Alemania-Francia.
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Wanda Visión.
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