¿Cuál fue la primera impresión
al bajar del avión.
Mi primera impresión fue la
simpatía y la asequibilidad de la gente en Istambul y lo moderno que era el
aeropuerto.
¿Qué es lo que más impacta del
país al turista?
La diferencia tan marcada que
existe entre la parte asiática y la parte europea de Istambul. La primera, la
asiática, era como viajar a las mil y una noches. La parte europea era como
viajar a Nueva York, tanto en modernidad como en vestimenta.
¿Qué ciudades visitaste y cual
es la que más te gustó?
Sólo pude visitar Istambul, y me
encantó de una manera bestial.
¿Qué nos puedes contar de su
cultura y tradiciones?
Me gustó mucho cómo conservan sus
tradiciones, sus rezos, sus Mezquitas, sus
“Hamams” o saunas turcas, sus bazares, sus alfombras, su gastronomía tan
especial y sus especias.
¿Cuál es el comportamiento de
los autóctonos hacia el turista?
Son muy simpáticos, abiertos,
sonrientes sin ser hostigantes. Realmente encantadores.
De la gastronomía turca conocemos
los Kebabs que nos han llegado a Madrid y otras ciudades, pero yo diría que hay
mucho más que eso. Es cierto que la base es la misma, pero tienen multitud de
platos exquisitos que lamentablemente no recuerdo con exactitud. Sí recuerdo
los postres (las famosas “delicias turcas”, los baklavas y diversos postres a
base de pistachos, miel, frutos secos, etc.)
¿Aconsejarías el viaje a tus
amistades? ¿Por qué?
¡Totalmente! Es una ciudad a la
que podría regresar una y otra vez. Conserva esa magia que muchos países y
muchas ciudades han perdido. Es una manera de transportarte a otro mundo del
que nunca quisieras tener que marchar.
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