FUTURA
COMUNICACIÓN nos informa que vuelve al Teatro Español "Carmen, Nada de nadie”, la fascinante vida de Carmen Díez de Rivera, “musa de la Transición”,
protagonizada por Beatriz Argüello. Del 19 de septiembre al 19 de octubre.
Tras su exitoso estreno
a principios de este año en el Teatro Español, Carmen, nada de nadie, retrato
de Carmen Díez de Rivera, que fue jefa de gabinete de la Presidencia del
Gobierno en la Transición y una mujer libre feminista e independiente, vuelve
al mismo escenario en la apertura de la nueva temporada 24/25 el próximo 10 de
septiembre.
La obra escrita
por Francisco M. Justo Tallón y Miguel Pérez García, que acaban
de ganar con ella el Llàntia a la mejor autoría en los VIII Premios de Teatro
José Estruch, indaga en la biografía de una mujer valiente, de orígenes
aristocráticos, que supo construir y dirigir su propia vida, por encima de sus
circunstancias personales y sociales, lo que le acarreó soledad e
incomprensión.
Dirigida por Fernando
Soto, Beatriz Argüello asume el papel de esta mujer que el
escritor Francisco Umbral bautizó como musa de la Transición y
que durante el gobierno de Adolfo Suárez ocupó un puesto que ninguna
mujer había desempeñado hasta entonces. Fue elegida eurodiputada a finales de
los 80 y murió en 1999 a los 57 años.
Esta producción del
Teatro Español y Tablas y más tablas permanecerá en cartel hasta el 19 de
octubre en la Sala Pequeña del Teatro Español. A Beatriz Argüello le acompañan
en escena Oriol Tarrasón, Ana Fernández y Víctor Massan.
“Carmen es uno de esos
seres humanos que no se han sometido, o al menos lo han intentado, y se han
sacrificado por los demás, por conseguir un mundo más justo, entendido como una
sociedad más empática. Esa lucha de Carmen es lo que me sedujo poderosamente”,
señala Fernando Soto, director de Carmen, nada de nadie.
Nada de nadie surgió
de la fascinación que experimentaron por Carmen Díez de Rivera Justo Tallón y
Miguel Pérez. Tallón llevaba años obsesionado con la idea de escribir sobre
ella y arrastró a su compañero de pluma hacia esta obsesión.
A partir de esa
atracción, ambos indagaron sobre la época y las circunstancias que rodearon a
esta extraordinaria mujer nacida en Madrid en 1942, construyendo un artefacto
teatral en el que la ficción sirve para contar la verdad.
Según explican, “todo
en este texto es mentira y a la vez absolutamente verdadero”, una técnica de
construcción dramática que ya habían empleado ambos autores en otros textos
teatrales escritos anteriormente a cuatro manos.
En el escenario, el
personaje protagonizado por Beatriz Argüello va desgranando los momentos
álgidos de una intensa y desafiante carrera política, fundamentalmente el
periodo que trabajó en el Gobierno de Suárez, mientras recuerda los episodios
íntimos que marcaron su desdicha y su carácter. Entre ellos figura el de su
condición de hija: su padre fue Ramón Serrano Suñer, cuñado y ministro de
Franco en los primeros gobiernos del dictador. Serrano tuvo una relación
extramatrimonial con la madre de Díez de Rivera, Sonsoles de Icaza y
de León, de la que nació Díez de Rivera. Cuando ella se disponía a casarse con
su novio le comunicaron que este era hijo de Serrano Suñer, y por tanto, su
hermano.
Por la memoria del
personaje de Díez de Rivera y ante el espectador pasarán especialmente tres de
los personajes más importantes de la historia española del siglo XX, el propio
Suárez, el rey Juan Carlos y el dirigente del Partido Comunista Santiago
Carrillo. La vinculación de Díez de Rivera con ellos durante el periodo de la
Transición que desembocó en la legalización del PCE en 1977 constituye el
centro de Carmen, nada de nadie.
A esta posición de
relevancia política había llegado Díez de Rivera tras formarse en la
universidad en Filosofía y Letras y Ciencias Políticas, especializándose en
Relaciones Internacionales. Después de estudiar en Oxford y en la universidad
parisina de La Sorbona, trabajó en Radio Televisión Española con Adolfo Suárez,
durante el tiempo que este dirigió el ente público.
Una vez que abandonó la
jefatura de gabinete del presidente del Gobierno, fue elegida eurodiputada a
finales de los 80, primero representando al Centro Democrático y Social, el
partido fundado por Suárez, y a continuación, tras marcharse de este partido,
en el PSOE. Murió de cáncer en 1999 a los 57 años.
La obra, cuyo título
está tomado de la letra de la canción de Cecilia Nada de nada, permite
“hablar de nuestra historia reciente sin los complejos que a menudo parece que
nos limitan. Quizá siguen existiendo heridas por cerrar. O puede que nos falte
la voluntad por reconocer. En todo caso, la Transición es una etapa fundamental
de nuestra historia y eso era un aliciente para mí. Hay incógnitas y certezas
sobre ese periodo, pero sobre todo hubo en aquellos años personas que creyeron
en la construcción de una sociedad decente, más justa”, explica el director del
montaje.
La puesta en escena del
espectáculo recrea el contexto histórico de la vida del personaje, con momentos
recogidos en imágenes, audios, canciones y sintonías que confieren a la escena
un carácter en cierto modo cinematográfico. Pero sobre todo, plasma un carácter
femenino luchador, a menudo solitario, contra todo y contra todos.
Poseedora de una
voluntad firme, una mirada inteligente, Díez de Rivera tuvo el propósito de
guiar a España hacia la democracia. Su fuerza y arrojo en este cometido público
contrastan con su tristeza y una incapacidad para encontrar la paz interior,
rota desde su adolescencia por aquel secreto familiar que conoció. Estos rasgos
emparentan su vida con la de grandes tragedias como Antígona o Ariadna.
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