jueves, 20 de septiembre de 2018

THE RIDER: CRÍTICA DE CINE


The Rider, cuenta con guion y dirección de Chloé Zhao, basándose en una historia real del propio Brady Jandreau.

Brady Blackburn (Brady Jandreau) vive en South Dakota, en la reserva de Pine Ridge,  junto a su padre Wayne Blackburn (Tim Jandreau) y su hermana discapacitada Lilly Blackburn (Lilly Jandreau). Ha sufrido un grave accidente en la cabeza que le imposibilita volver a su vida, los rodeos.     

Tras salir del hospital buscará la manera de retomar  su oficio, aunque lo máximo que puede hacer es entrenar a los caballos que le encargan. Pero su vida es el rodeo, es lo único que sabe hacer, desde que su padre lo llevó por primera vez, uno.

Un filme basado en hechos reales y donde los propios protagonistas del drama, se interpretan a sí mismos, en un gran acierto por parte de la directora Chloé Zhao, quien conoció al protagonista, del que sería su segundo largometraje tras “canciones que mis hermanos me enseñaron” 2015, en la reserva de Pine Ridge. Le intrigó la conexión tan especial que mantenía con los caballos y la forma en que los entrenaba y tras conocerse, Chloé aprendió a montar a caballo, a mover el ganado y las raíces del rodeo. En definitiva, la vida de un vaquero, historia que tras el accidente que sufriría Brady, decidió que fuera la de  él, tras proponérselo.

El Western nos vuelve a visitar a la gran pantalla, pero de nuevo con ese toque moderno dentro de esa Norte América profunda, muy profunda. Un filme de superación intentando enfrentarse a la vida, fuera de su círculo. Un círculo cuyo mundo han sido los caballos o los toros. De los montadores de broncos o jinetes de toros, como ellos lo llaman.

Una historia triste, donde el trabajo escasea, las deudas se amontonan y  el dolor persiste. El emprender la búsqueda de  un futuro, tras perder su presente, el refugiarse en su hermana, que le adora y quien con su deficiencia mental, dará más de una respuesta a su hermano. La frustración de no poder hacer aquello para lo que nació, los encuentros con su mejor amigo, su hermano, como le gusta llamar a Lane Scott, jinete de toros y que se quedó parapléjico tras un accidente.

 Si el Oeste americano tuviera un corazón emocional como el humano, se encogería ante esta historia tan bien dirigida, emotiva y desgarradora. Exponiendo toda la belleza de sus grandes llanuras, sus  colinas y los cañones, que entre otros, presenta el  extenso y duro estado de Dakota del Sur. Un filme que por instantes, juega con una narración al más puro estilo de documental de ficción y por la naturalidad que ante nuestros ojos, desfilan los fotogramas. Todo tiene su tiempo, no hay prisa por contar lo que nos está narrando con tanta delicadeza y se agradece.  Una historia que se enriquece con la magnífica fotografía de Joshua James Richards, en la cual, en ocasiones, las imágenes silencian a las palabras, por importantes que estas sean.

La familia Jandreau, está impresionante interpretándose a ellos mismos, tan contenidos y creíbles. Pero me voy a quedar con ese emotivo, soñador, romántico de la tierra que pisa y amante de los caballos que cabalga, Brady Jandreau y quien me robó en parte el alma, su hermana Lilly. No es de extrañar, que cuando él está junto a ella, se perciba tanta paz.

Sabes, Lilly, creo que Dios nos da un propósito a cada uno de nosotros. Para el caballo, es correr por las praderas, para un vaquero, es montar”

Mi nota es: 9

ESTRENO en ESPAÑA: 21 de Septiembre

REPARTO: Brady Jandreau, Tim Jandreau, Lilly Jandreau, Cat Clifford, Terri Dawn Pourier, Lane Scott, Tanner Langdeau, James Calhoon, Derrick Janis.

PRODUCTORA: Caviar Films/ Highwayman Films

DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Caramel Films España

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