La coproducción entre
España y Portugal, 522. Un gato, un
chino y mi padre, cuenta con guion y dirección de Paco R. Baños.
George (Natalia de Molina) vive con su gato. Cada día lo tiene programado en una pizarra de corcho y ha limitado su perímetro a 522 pasos. George padece Agorafobia. Los lugares a lo que va son el supermercado a comprar la comida para el gato y a una tienda de chinos, regentada por Jiang (Alberto Jo Lee), a quien considera un amigo.
Un día George recibe el último libro de viajes que ha escrito su padre sobre Portugal. En su interior encuentra una dedicatoria “Querida hija, felicidades por tus 30 años. Disfruta este libro paso a paso”. En una de sus salidas, su gato es atropellado. Es entonces cuando pide a Jiang que si puede llevarla en su furgoneta, él accede y para que ella se sienta cómoda en su interior y no eche en falta su casa, introduce todos los objetos que George posee. Entre sus manos, dentro de un bote, lleva las cenizas del gato para enterrarlas en un lugar concreto.
La agorafobia, a través de una Road Movie, será el tema principal de este filme. Una película donde los recuerdos tendrán gran importancia, los cuales, como sucede en tantas ocasiones, pueden ser bloqueados por nuestra mente, para no sufrir más de lo necesario.
Paco R. Baños, es sevillano, director y guionista de cine y televisión. Estudió Ciencias de la Información en la Universidad de Sevilla y ganó el primer premio en el Concurso de Cortometrajes Versión Española/SGAE con “Necesidades” en 2004. Con “Alí” debutó en el largometraje ganando el premio Asecan a la Mejor Ópera Prima, en el Festival de Cine Español de Málaga y ahora con “522. Un gato, un chino y mi padre” regresa como director y guionistas, en un drama, sobre la búsqueda de los recuerdos.
Está claro que algunos directores, han encontrado, últimamente, en las Road Movies, la forma de presentar sus historias y es que, qué duda cabe, que un vehículo invita a la reflexión y la intimidad, mientras que el espacio exterior que rodea al mismo, ofrece la inmensidad en la cual todo se puede concentrar o disipar. Nuestra memoria nos puede jugar malas pasadas, cuando en la mochila de nuestra vida hay más recuerdos oscuros y sin resolver, que aquello que nos han hecho felices y eso, es lo que le sucede a nuestra protagonista, acompañada por un japonés que se hace pasar por chino para regentar un local, en cuyo viaje también espera solventar algo personal.
Los recuerdos, el pasado, una vida llena de tristeza y soledad, en un viaje hacia Portugal en busca de respuestas o simplemente de abrir los ojos a lo que no se quiso ver en su momento. Una obra triste como las notas y la letra de un Fado, recordando la frase que en un instante George, le dice a Jiang “El pasado se tiene que quedar en el Fado, no en el corazón”
522 era el perímetro total que podía caminar en un día, George. Un gato al cual ha llamado Fernando, como se llamaba su padre y que desea enterrar en un lugar determinado de su país natal, Portugal, y un padre que le deja su último libro y la invita a que paso a paso lo siga. ¿Lo hará?
Natalia de Molina carga con todo el peso de la obra, brillando en momentos muy determinados, los que le deja el guion, a través de esta tragicomedia en la cual Paco nos da una de cal y otra de arena, pues si bien nos relata una historia interesante desde varios puntos de vista, por otro lado la deja que se disperse en el camino, en ese viaje que ella continua. Una vez más, el no hacer una revisión exhaustiva del guion, logra que la película no consiga el objetivo deseado.
Mi nota es: 6
REPARTO: Natalia de
Molina, Alberto Jo Lee, Miguel Borges, Manolo Solo y Maya Murofushi, Joao
Lagarto y Sergio Domínguez.
PRODUCTORA: Ukbar
Filmes.
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Super 8 Media.
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