Alanis, un filme duro, desgarrador, de rabiosa actualidad, dirigido por la
argentina, Anahí Berneri.
Alanis (Sofía Gala) es una
prostituta y madre soltera de un precioso niño de año y medio, Dante (Dante Della Paolera), convive con
Gisela (Dana Basso) y aunque sus
vidas son duras, se complican aún más cuando un día dos policías se presentan
como clientes, irrumpiendo en el domicilio, llevándose presa a Gisela y ella
verse en la calle.
Decide
refugiarse en la casa-tienda de su tía y buscar la manera de seguir luchando
por ella y por encima de todo, por su hijo. Pero las cosas no van a ser fáciles
y ella lo sabe.
De nuevo estamos ante una película incómoda, muy incómoda, por la historia que narra y por la espectacular interpretación de Sofía Gala, quien merece ser la primera en ser mencionada. Sofía está simplemente magistral, brutal, soberbia, impresionante. No traspasa la pantalla, no, la devora segundo a segundo y golpea las mentes de los espectadores, transformándose en Alanis y así entregar su verdad, su integridad, su garra y energía, para lograr sobrevivir en un mundo oscuro, repudiado y olvidado, por una gran parte de la sociedad. Una crítica desgarradora, una realidad demoledora.
Hablemos de Anahí Berneri y hablar de esta directora argentina, es tener por seguro que la gran pantalla va a temblar, en esta ocasión compartiendo de nuevo guion con Javier Van De Couter. Berneri disfruta y se convierte en una auténtica “sádica”. Sí, lo es, porque goza viendo sufrir a casi todos sus personajes, llevándoles al límite, provocándoles hasta la extenuación. No tiene piedad, aunque está claro, que siempre hay un motivo y en esta ocasión es para exponer sin ningún rubor, sin ningún tapujo y con todas las cartas boca arriba, el dolor, la crudeza, la rabia, la lucha, la impotencia, la pasión… que muchas de estas mujeres, mal llamadas de “vida alegre”, tienen que soportar en el día a día.
Hablemos
de la fotografía de Luis Sens. Tan
sucia como la propia historia. Tan real como lo que desea mostrar. Tan
impactante que duele. Una fotografía aparentemente sencilla, como complicada en
su ejecución, pues gran parte de la obra está filmada con luz natural, escasa,
casi inexistente; entre habitaciones, recovecos, entre calles donde los cielos
están cubiertos de nubes o en las noches con farolas de tenue luz. Entre las
multitudes o en la claustrofóbica soledad. La música parece no existir, sólo
acompaña en momentos muy determinados y es que Nahuel Berneri, sabe que importa más el sonido de como mama un
niño, de las pisadas en la noche, el de los claxon y sirenas en la bulliciosas
mañanas, el de las respiraciones, el de la ropa resbalando por las pieles; que
sinfonías que hicieran perder la tensión. Pero cuando la banda sonora aparece,
acaricia los fotogramas.
Recomendable
para cinéfilos y para despertar conciencias.
Mi
nota es: 7
ESTRENO en ESPAÑA: 15 de Diciembre
PRODUCTORAS:
Varsovia Films
DISTRIBUIDORA
en ESPAÑA: Golem Distribución.
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