Una
bolsa de canicas está dirigida por el canadiense Christian Duguay, en un filme que
vuelve a tocar la II Guerra Mundial, la ocupación francesa por parte de los
alemanes y todo bajo la mirada de dos niños.
Joseph (Dorian Le Chech) y Maurice (Batyste
Fleurial), son los hijos menores de los cuatro que tienen el matrimonio
compuesto por Román (Patrick Bruel)
y Anna (Elsa Zylberstein). Son
judíos y viven en la Francia ocupada en la II Guerra Mundial. Cuando las cosas
se ponen feas, los padres deciden que la familia debe separarse para no ser
apresados, huyendo a Niza, donde se encontrarán de nuevo, los 6 miembros de la familia. Para desgracia familiar, ese será solo el comienzo.
Los dos mayores irán juntos, los
padres por otro lado y los más jóvenes emprenderán un viaje al que estamos
todos invitados a seguir, bajo la narración del más joven, Josep. Los dos, que
se profesan un gran cariño como hermanos, tendrán que despertar todo su ingenio
y demostración de valor, para escapar de los nazis, que les pisan los talones.
Joseph, en el comienzo de la historia,
cambia con un amigo la estrella de David que lleva cosida a la chaqueta para
identificarle como judío, por una bolsa de canicas, que le ofrece uno de sus
amigos de clase. Dicha bolsa la dejará sobre la mesa en el momento en que
abandonan el seno familiar, dándonos a
entender que desde ese instante el viaje que tiene por delante junto a su
hermano, no va a ser una excursión, sino la experiencia que le hará madurar
antes de lo que la vida en realidad hubiera deseado, pero el destino… Contra el
destino la vida, claudica.
Una bolsa de canicas, cuenta con un
magnífico casting, donde actores principales y secundarios, ofrecen la máxima credibilidad, pero
está claro que sus dos actores más jóvenes son los que robarán el corazón a los espectadores. Batyste en el papel de Maurice, protegiendo y
aleccionando a su hermano pequeño, pero
también sabiendo escuchar a éste, Dorian como Joseph, el pequeño que nos
relatará sus vidas, pues al hacerse adulto, escribirá esta historia para el
disfrute, aunque entre lágrimas, de todos los espectadores.
Duguay filma una obra basada en hechos
reales, con suma delicadeza, con precisa exactitud, tomando la novela de Joseph Joffo que guionizará junto a Jonathan Allouche, Alexandra Geismar y Bonoît Guichard. Un filme en el que
consigue compensar la dosis de drama con instantes desenfadados, aunque por momento deja fluir todos los
sentimientos, pues la historia así lo demanda, más cuando los personajes
principales son dos niños inmersos en una guerra, algo que ni adultos ni jóvenes
deberían ver jamás, pero sobremanera los más inocentes. Una crítica a la guerra,
al racismo, a la intolerancia, al genocidio, a la arrogancia del sentirse
superior.
Los aspectos técnicos de la película,
como suele suceder en este género cinematográfico, están cuidados al
máximo. Sobresale la magnífica fotografía de Christophe Graillot, con un cuidado uso del color y de los
encuadres. La banda sonora de Armand
Amar, donde los violines lloran y gritan en el espacio. Y el dinámico ritmo que ofrece el
espléndido montaje de Olivier Gajan.
Una
vez más la II Guerra mundial y el genocidio nazi toca la gran pantalla, aunque
no por ello deja de ser original en su propuesta.
Mi nota es: 8
Mi nota es: 8
Recomendable para amantes del cine en
general y de una guerra que nunca debió de existir.
ESTRENO en ESPAÑA: 29 de
Diciembre.
REPARTO: Dorian Le Clech,
Batyste Fleurial, Patrick Bruel, Elsa Zylberstein, Christian Clavier, César
Domboy, Ilian Bergala, Kev Adams, Lucas Prisor, Bernard Campan.
PRODUCTORA: Quad Productions/ Main Journey/ Forecast
Pictures/ Gaumont/ Okko Productions.
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: A Contracorriente Films.
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