lunes, 19 de noviembre de 2018

LA EDUCACIÓN DEL REY: CRÍTICA DE CINE


Santiago Esteves dirige su ópera prima, La educación del rey, con guion compartido con Juan Manuel Bordón.

Reynaldo Galíndez, conocido como Rey (Matías Encinas) es un adolescente que va a visitar a su primo. Su primo y un amigo de éste, le proponen realizar un robo en una casa. Todo parece ir según las indicaciones, hasta que Rey se encuentra con un perro vigilando la casa. Escapa por los tejados y esconde la caja llena de dinero en lo alto de una casa, al intentar bajar, resbala y cae al jardín, destrozando una zona destinada a las plantas.

Con el ruido, sale el dueño de la casa, Carlos Vargas (Germán de Silva), que al contrario de lo que otros harían, le propone quedarse en la casa, hasta arreglar lo que ha estropeado. Rey acepta, creándose entre ambos, una buena  relación de amistad. Pero el capo que les contrató para el  robo, lo está buscando tras haber dado una paliza a su primo, quien se encuentra hospitalizado.

Una nueva incursión del cine argentino en el mundo de la delincuencia juvenil. Recientemente hemos visto “El Ángel” de Luis Ortega y ahora nos llega “La educación del rey” de Santiago Esteves. Cine de saqueadores  a la antigua usanza, al menos visto desde nuestro país, que como ya comenté en la reseña de la aquí también citada “El Ángel” a nosotros nos queda un poco lejos, concretamente unas década atrás. Desgraciadamente en Argentina, como en otros países  de Latinoamérica, la delincuencia está a la orden del día.

        La diferencia entre la obra de Ortega y Esteves, es que Ortega como ya dije, es más elegante a la hora de exponer, mientras que Esteves es más directo, más crítico, más incisivo y no tiene pelos en la lengua a la hora de denunciar, tanto visual como argumentalmente.  De lo visual se encarga Cecilia Madorno, con su aguda fotografía; del texto Juan Manuel Bordón y el propio director.

Un filme a caballo entre lo rural y urbano, con unas localizaciones excelentes para reflejar y retratar el ambiente en el que vive una determinada juventud, en ese país; donde la delincuencia, parece ser la única vía de escape, hasta que aparece alguien que tiene sus propias normas y forma de orientar a quien está perdido. Es el caso del personaje de Carlos Vargas, un ex vigilante de seguridad, que cree más en la reinserción con buenas palabras y hechos, que siendo encarcelados y golpeados. El ejemplo lo tenemos casi al comienzo de la película, cuando el hijo de Carlos se enfada con su padre, porque  ha ofrecido a Reynaldo que arregle lo que ha destrozado al caer en su jardín. El hijo comenta que lo que debe de hacer es denunciar al chico, entonces Carlos pregunta a su hijo: No has estado nunca en la cárcel, ¿verdad?... El hijo niega y él responde: Yo sí y por eso hago lo que estoy haciendo.

Un guion que navega constantemente, a través de la correctísima dirección y montaje de Santiago Esteves, entre la violencia explícita, la crítica social y sobremanera, la policial. Instantes de policías dormidos durante el servicio o la corrupción dentro del cuerpo, incluso estando involucrados en los propios atracos, encargados a delincuentes organizados.

Y termino con las fabulosas interpretaciones, como ya nos tiene tan bien acostumbrados el cine argentino. Es una delicia disfrutar, no solo de la buena dirección, sino de cada actor y actriz que el cine argentino posee. Por tal motivo, no me voy a decantar por ninguno en concreto, pues cada uno cumple sobradamente con su cometido.

Mi nota es: 7,5

ESTRENO en ESPAÑA: 16 de Noviembre

REPARTO: Germán de Silva, Jorge Prado, Mario Jara, Matías  Encinas, Elena Schnell, Martín Arroyo, Walter Jakob y Esteban Lamothe.

PRODUCTORA: 13 conejos

DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Wanda Visión.

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