Santiago Esteves
dirige su ópera prima, La educación del
rey, con guion compartido con Juan
Manuel Bordón.
Reynaldo
Galíndez, conocido como Rey (Matías
Encinas) es un adolescente que va a visitar a su primo. Su primo y un amigo
de éste, le proponen realizar un robo en una casa. Todo parece ir según las
indicaciones, hasta que Rey se encuentra con un perro vigilando la casa. Escapa
por los tejados y esconde la caja llena de dinero en lo alto de una casa, al
intentar bajar, resbala y cae al jardín, destrozando una zona destinada a las
plantas.
Con
el ruido, sale el dueño de la casa, Carlos Vargas (Germán de Silva), que al contrario de lo que otros harían, le propone
quedarse en la casa, hasta arreglar lo que ha estropeado. Rey acepta, creándose entre ambos, una buena relación de amistad. Pero el capo que les contrató para el robo,
lo está buscando tras haber dado una paliza a su primo, quien se encuentra hospitalizado.
Una
nueva incursión del cine argentino en el mundo de la delincuencia juvenil. Recientemente
hemos visto “El Ángel” de Luis Ortega y ahora nos llega “La educación del rey”
de Santiago Esteves. Cine de saqueadores a la antigua usanza, al menos visto desde
nuestro país, que como ya comenté en la reseña de la aquí también citada “El
Ángel” a nosotros nos queda un poco lejos, concretamente unas década atrás. Desgraciadamente en Argentina, como en otros países de Latinoamérica, la delincuencia está a la
orden del día.
La
diferencia entre la obra de Ortega y Esteves, es que Ortega como ya dije, es más
elegante a la hora de exponer, mientras que Esteves es más directo, más crítico,
más incisivo y no tiene pelos en la lengua a la hora de denunciar, tanto visual
como argumentalmente. De lo visual se
encarga Cecilia Madorno, con su aguda
fotografía; del texto Juan Manuel Bordón
y el propio director.
Un
filme a caballo entre lo rural y urbano, con unas localizaciones excelentes
para reflejar y retratar el ambiente en el que vive una determinada juventud, en
ese país; donde la delincuencia, parece ser la única vía de escape, hasta que
aparece alguien que tiene sus propias normas y forma de orientar a quien está
perdido. Es el caso del personaje de Carlos Vargas, un ex vigilante de
seguridad, que cree más en la reinserción con buenas palabras y hechos, que siendo
encarcelados y golpeados. El ejemplo lo tenemos casi al comienzo de la película,
cuando el hijo de Carlos se enfada con su padre, porque ha ofrecido a Reynaldo que arregle lo que ha
destrozado al caer en su jardín. El hijo comenta que lo que debe de hacer es
denunciar al chico, entonces Carlos pregunta a su hijo: No has estado nunca en
la cárcel, ¿verdad?... El hijo niega y él responde: Yo sí y por eso hago lo que
estoy haciendo.
Un
guion que navega constantemente, a través de la correctísima dirección y
montaje de Santiago Esteves, entre la violencia explícita, la crítica social y
sobremanera, la policial. Instantes de policías dormidos durante el servicio o
la corrupción dentro del cuerpo, incluso estando involucrados en los propios atracos,
encargados a delincuentes organizados.
Y
termino con las fabulosas interpretaciones, como ya nos tiene tan bien acostumbrados
el cine argentino. Es una delicia disfrutar, no solo de la buena dirección,
sino de cada actor y actriz que el cine argentino posee. Por tal motivo, no me
voy a decantar por ninguno en concreto, pues cada uno cumple sobradamente con su
cometido.
Mi
nota es: 7,5
ESTRENO
en ESPAÑA: 16 de Noviembre
REPARTO:
Germán de Silva, Jorge Prado, Mario Jara, Matías Encinas, Elena Schnell, Martín Arroyo, Walter
Jakob y Esteban Lamothe.
PRODUCTORA:
13 conejos
DISTRIBUIDORA
en ESPAÑA: Wanda Visión.
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