viernes, 13 de noviembre de 2020

LA LLORONA: CRÍTICA DE CINE


La coproducción entre Guatemala y Francia, La Llorona está dirigida y escrita por Jayro Bustamante. “Si lloras, te mato”

Tras el prólogo que nos presenta a varias mujeres recitar lo que parece una letanía o mantra, entre velas, en una habitación y los hombres, en el salón,  preocupados por el juicio que se avecina en la figura del general retirado Enrique Monteverde (Julio Díaz) por un proceso de genocidio, saltamos a dicho juicio en el cual es declarado culpable, pero finalmente el juicio se anula. Dicha decisión provocará un levantamiento entre la población, rodeando la casa del citado general. Entre los manifestantes veremos a Alma (María Mercedes Coroy) quien también busca venganza, por la muerte de sus dos hijos pequeños.

Por las noches Enrique será el único que escucha llantos por la casa, los de una mujer y con pistola en mano, recorre todas las estancias. Tanto su esposa Carmen (Margarita Kénefic) como su hija Natalia (Sabrina de La Hoz) están convencidas de que está sufriendo ataques de demencia. Lo que no se imaginan ninguno de los tres es lo que se desatará en dicha mansión, mientras el pueblo sigue gritando día y noche, justicia para sus muertos.

La Llorona forma parte de la leyenda popular mexicana que con los años se ha ido extendiendo por otros países pasando a formar parte, del rico folclore hispanoamericano. Se trata del alma de una mujer que un día ahogó a sus dos hijos. Por dicho acto y tras arrepentirse, fue condenada a vagar por las noches entre los ríos, pueblos y ciudades, sobrecogiendo, por donde pasaba, con su lastimero llanto.

El director, guionista y productor, Jayro Bustamante, estudió Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala,  Dirección en el Conservatorio Libre du Cinéma Français de Paris y Guion en el Centro Sperimentale di Cinematografía de Roma. Trabajó para la agencia internacional Ogilvy and Mather como director de anuncios publicitarios. Entre sus primeros cortos destacaré “Todo es cuestión de trapos” 2006  y “De Cuando grande mar” 2011. Con su ópera prima “Ixcanul” 2015 obtuvo el premio Alfred Bauer en el Festival de Berlín y Mejor vestuario en los Premios Fénix, ambos en el 2015 y un año más tarde, el Premio Platino a la mejor ópera prima. En 2019 estrena dos películas, la primera de ellas, ya proyectada el nuestras pantallas “Temblores” y este año nos llega “La llorona”, Comentaros también, que junto a Marina Peralta fundó la productora “La casa de Producción en Panajachel”

El genocidio guatemalteco tuvo lugar entre los años 1981 y 1983, durante la Guerra Civil de Guatemala donde se produjeron, según el informe “Memoria del Silencio” de la comisión que nombró las Naciones Unidas, un total, aproximado, de doscientas mil personas entre desaparecidas y asesinadas, aunque otros aseguran que fueron menos de cien mil. Este genocidio fue debido a la violencia que se ejerció contra los ciudadanos indígenas mayas de las comunidades rurales del país. Los militares, según la ONU e incluso los investigadores independientes, habrían cometido el 93% de los crímenes y el 7%  la guerrilla o grupos no identificados. En la obra es fácil encontrar similitudes entre el juicio de Enrique Monteverde con el del verdadero genocida Efraín Ríos Montt, así como contemplar entre los flashback de visiones o sueños, instantes de la atroz matanza. 

Tanto “Temblores” como “La llorona” están cortadas por el mismo patrón, la primera sobre la homosexualidad, como el pecado a erradicar, dentro de una familia de clase alta y en esta, el genocidio; en ambas se toca también la religión, “Temblores” bajo esas “sectas religiosas” que abducen a sus seguidores con el fin de exprimirles económicamente y en “La Llorona”, encubiertas en las creencias ancestrales, entre leyendas y espíritus vengadores. También tienen similitud en que ambas toman como refugio el hogar familiar, como espacio infranqueable, para resguardarse de los males del exterior, cuando en realidad son ellos los causantes de los mismos.

Jayro Bustamante vuelve a meter el dedo en la llaga de su país, pues si ya Temblores provocó más de un temblor en su estreno, La Llorona no lo va a ser menos, cuando el pueblo vea resurgir el fantasma del genocidio entre las imágenes tan impactantes que ofrece, o los diálogos afilados como puñales, en busca de su destinatario. Un filme, nuevamente claustrofóbico, tanto por cómo se dicen las cosas, como por lo que encierran algunos en su interior; sin olvidar la justicia, que nunca tiene prisa por ejecutarse, mientras se ejecute. Para ello, Jayro se apoya en el mito de La Llorona, antes mencionado y le da un nuevo sentido, convirtiendo a ese fantasma femenino, en la madre Tierra, que clama por sus hijos desaparecidos. En palabras del propio director “El realismo mágico no es solo un movimiento literario, sino que forma parte de sus vidas… En esta película recurro a los fantasmas para hacer justicia, la que buscan las víctimas del conflicto interno del país”

Nuevamente se rodea de un fantástico elenco actoral, destacando a Julio Díaz, con su personaje cínico y vil, por el que no se siente la menor compasión, aun viéndole enfermo. Logra, así mismo, una inquietante atmósfera gracias en gran medida a la envolvente fotografía de Nicolas Wong, con quien trabaja por primera vez y con el ya habitual músico Pascual Reyes, que nos sobrecoge con la banda sonora. Me quedo con una frase citada por el propio director: “No se puede mirar hacia delante cuando el tapete está lleno de cadáveres”

Mi nota es: 7

ESTRENO en ESPAÑA: 13 de Noviembre

REPARTO: María Mercedes Coroy, Sabrina De La Hoz, Julio Díaz, Juan Pablo Olyslager, Ayla-Elea Hurtado, María Telón y Margarita Kénefic.

PRODUCTORA: La Casa de Producción, Les Films du Volcan, El Ministerio de Cultura y Departamento de Guatemala

DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Atera Films.

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