martes, 29 de noviembre de 2022

CINETECA MADRID ESTRENA BRUCE WEBER

SURIA COMUNICACIÓN nos informa que Cineteca Madrid estrena Bruce Weber: el eterno movimiento, la retrospectiva más amplia del icónico fotógrafo y cineasta norteamericano. 

Dentro del ciclo más ambicioso de su obra presentado hasta ahora en nuestro país, destaca la proyección del último film que ha rodado, inédito en España, El tesoro de su juventud. La película brinda tributo al foto-periodista Paolo Di Paolo, el fotógrafo más leal y el mayor confidente de la élite cultural en los albores de la dolce vita. La comisaria de su obra, Silvia di Paolo, presentará el film el 2 de diciembre en la Sala Azcona.

El fotógrafo y cineasta Bruce Weber alcanzó la fama internacional a principios de los años ochenta gracias al éxito de imágenes que combinaban un estilo clásico con un trasfondo visceral de deseo y sexualidad. Su habilidad para construir una sensación de romanticismo y dramatismo le convirtió en creador de la imagen pública de marcas de moda como Ralph Lauren, Calvin Klein, Versace o Abercrombie & Fitch, además de consagrarle como director de documentales. Cineteca Madrid ofrece del 1 al 8 de diciembre la más amplia retrospectiva de sus películas realizada en nuestro país, con motivo del estreno de su última película, El tesoro de su juventud (2021).

En más reciente trabajo, Weber, rinde tributo al foto-periodista autodidacta Paolo Di Paolo, cuya breve pero intensa carrera profesional en Roma abarcó un período de catorce años durante los cuales trabajó para publicaciones culturales como Il Mondo y Tempo illustrato, convirtiéndose en el fotógrafo más leal y el mayor confidente de la élite cultural en los albores de la dolce vita.

Durante aquellos años Di Paolo fotografió a Sophia Loren, Marcello Mastroianni, Monica Vitti, Luchino Visconti o Anna Magnani, y también a Elizabeth Taylor, Grace Kelly o Tennessee Williams, así como a Pier Paolo Pasolini- de quien se celebra este año el centenario de su nacimiento y con quien colaboró estrechamente.

La carrera de Paolo Di Paolo se interrumpió con el cierre de Il Mondo y el auge del periodismo de paparazzi y su decisión de abandonar la vida fotográfica fue definitiva: se retiró al campo y nunca más habló con nadie de aquella etapa de su juventud. Su extraordinaria obra fotográfica se mantuvo oculta en una caja en el desván de su casa durante más de 50 años, hasta que su hija Silvia la descubrió de manera accidental hace 20 años.

Cuando Bruce Weber se tropieza, también de manera fortuita, con una fotografía de Pasolini en una pequeña galería de Roma, queda tan impresionado por su belleza que emprende la búsqueda del misterioso fotógrafo que la tomó, poniendo en marcha la fascinante historia que da origen a esta película. El 2 de diciembre, Silvia di Paolo, archivista y comisaria de su obra, presentará la película en la Sala Azcona.

El tesoro de su juventud son casi dos horas de puro éxtasis visual, en el que las imágenes de Di Paolo invitan a viajar a un pasado nostálgico, lleno de belleza y cinefilia. Hoy en día, a sus 96 años, el legado fotográfico de Paolo Di Paolo es para Italia y para el mundo, tan importante como el de Cartier-Bresson en Francia o el de Cecil Beaton en Inglaterra. (Festival PlayDoc)

Además de su película más reciente, la retrospectiva hace un recorrido por su filmografía con la proyección de varios títulos clave: Broken Noses (1987), su primer largometraje documental, un análisis de Andy Minsker, antiguo campeón de boxeo que gestiona en Oregón un club dirigido a jóvenes dotados de talento y potencial -que compitió en la Sección Oficial del Festival de Sundance-; la película de más fama de Weber, Let’s Get Lost (1988), en la que se indaga en la vida del trompetista y cantante de jazz Chet Baker y que fue nominada al Premio Oscar y obtuvo el Premio de la Crítica en el Festival de Venecia, cuyo 35 aniversario se celebra este año con una versión restaurada en 4K, que recorrerá de nuevo esos selectos circuitos; su film posterior, Nice Girls Don’t Stay for Breakfast, en la que se hace lo propio con la del actor y cantante ocasional Robert Mitchum y que tuvo su première en el Festival de Venecia; Chop Suey (2000), un viaje fotográfico para documentar la transición de un sujeto llamado Peter Johnson de la niñez a la madurez con una realización similar a un diario cinematográfico -que obtuvo una Mención Especial del Jurado del Premio Teddy Bear en la Berlinale- y A letter to True (2003), una mirada impresionante al afecto, la lealtad y el amor incondicional que demuestran los perros, a los que el cineasta considera una metáfora de la paz y la esperanza en el mundo, que participó en la Sección Panorama de la Berlinale.

"En tan solo un puñado de largometrajes documentales, Weber no únicamente ha convertido su obra cinemática en una extensión de sus intereses temáticos y estéticos como fotógrafo —es imposible confundir sus filmes con los de nadie más, incluso si uno solo conoce su obra fotográfica—, sino que, al mismo tiempo, ha ampliado en gran medida el ámbito de sus empresas artísticas.

Las películas, que, en comparación con las fotografías, conllevan las ventajas añadidas del tiempo, el movimiento y el sonido, le han permitido a Weber investigar con mucha más exhaustividad unos temas que ya estaban presentes en su obra gráfica, como es el caso de la masculinidad estadounidense. Sin duda, podría argumentarse que los filmes factuales constituyen la expresión más íntima y completa de la visión del mundo que tiene él como artista. En ellos existe mucha belleza, pero se trata de una belleza exaltada porque, en tanto que documentalista, Weber dispone también de margen para estudiar el dolor, la congoja y las complejidades de las bellezas que expone.

La perspectiva caleidoscópica que es tan típica de la obra factual de Weber llega incluso más allá del mero empleo de material grabado en épocas diferentes. En toda su filmografía ensarta tomas y sonidos cargados de melancolía que por sí solos no quieren decir mucho pero que, en el contexto de la obra, evocan sensaciones y lugares de distintos tipos. Sus documentales no son biografías que contengan hechos a secas, sino, más bien, audaces evocaciones jazzísticas de personas que intentan transmitir lo que sentían y lo que les hicieron sentir a otras; obras que versan sobre la inesperada trayectoria vital de esta gente y sobre lo pluridimensional e incluso contradictorio de su persona. Y, como da a entender Weber, no solo a través de sus altibajos, sino también a causa de ellos, había belleza en la vida de todos."

(Retratos caleidoscópicos por Boyd van Hoeij. Festival PlayDoc)

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